El Taller de Matemática Industrial es una experiencia única en el país, inspirada en actividades similares que se realizan en otras partes del mundo. Si bien guarda la apariencia de un congreso científico, no tiene charlas plenarias, ni posters, ni sesiones específicas. No se trata de comunicar resultados obtenidos previamente, sino de pensar problemas. 

Del TAMI participan industrias, empresas y organismos públicos por un lado, y miembros de la comunidad científica, principalmente estudiantes y graduados jóvenes de Matemática, Física e Ingeniería, por el otro. En la jornada inicial, el lunes por la mañana, todos los participantes se reúnen para escuchar las presentaciones: cada industria ofrece una rápida introducción a las características generales de su actividad para luego adentrarse en la descripción del problema que viene a plantear. Concluida esta sesión de charlas, cada participante se anota en dos o tres problemas que resulten de su interés. Para el final del almuerzo ya han sido asignados a un único problema. Cada grupo de trabajo queda entonces conformado por los participantes asignados a un mismo problema, y por los representantes industriales que lo proponen. Por la tarde, ponen manos a la obra. 

Cinco días más tarde, el sábado por la mañana, vuelven a encontrarse todos. Esta vez exponen los participantes. Repasan las características del problema, comentan las estrategias ensayadas, las dificultades encontradas, las ideas que no anduvieron, las que sí, las que no tuvieron tiempo de explorar, y los resultados obtenidos. Entre un encuentro y otro, transcurrió el TAMI. 

Los resultados que se exponen el sábado son consecuencia del arduo trabajo que los grupos realizaron a lo largo de toda la semana, a tiempo completo. En esos días cada grupo discutió su problema, consultó bibliografía, propuso posibles abordajes, los implementó, encontró inconvenientes, ensayó alternativas. En el almuerzo de camaradería con el que se cierra la actividad abundan los balances positivos.

Los resultados contribuyen a que las industrias valoren la iniciativa, al punto de que con frecuencia empresas que participaron de una edición repiten en las siguientes. Sin embargo, el TAMI no se trata de brindar soluciones acabadas a los problemas. Naturalmente, es imposible obtener resultados definitivos en un plazo tan corto. Muchas veces hay algunas aristas de los problemas que es necesario pasar por alto para permitir su abordaje en el breve plazo de una semana. Por lo demás, la puesta en práctica de las soluciones ofrecidas requiere procesos de validación internos de las industrias que exceden el alcance del TAMI. Pero aún así, la discusión y el aporte de ideas frescas es muy valorado por los industriales, así como el contacto con problemas reales, con su enorme complejidad y la multiplicidad de aspectos no matemáticos que los delimitan, es valorado por los participantes. Esa doble interacción requiere trabajo y entusiasmo: el diálogo entre jóvenes científicos e industriales no siempre es fácil. Con frecuencia, los problemas se presentan formulados en términos de la práctica cotidiana de la empresa, con el vocabulario técnico propio de la actividad. Es necesario buscar un lenguaje común: discutir el problema, preguntar y repreguntar. Lo mismo vale para el trazado de las estrategias de resolución: casi siempre, un planteo matemática o físicamente completo y acabado del problema resulta descorazonadoramente complejo. Es necesario introducir simplificaciones, pero una simplificación excesiva o inadecuada deforma el problema, y lo desvirtúa. A su vez, una solución formalmente óptima puede resultar impracticable por razones de costos, o de tiempos, o de infraestructura. Para lograr avances es fundamental la predisposición y la flexibilidad de todos: de los participantes para apartarse del lenguaje formal al que están acostumbrados, para discutir ideas con gente proveniente de otras disciplinas y para adecuar sus planteos a las restricciones y las capacidades concretas de la industria. Pero también de los industriales, para hacer un esfuerzo por exponer un problema concreto de su actividad a un público no experto, para aceptar enfoques no tradicionales e identificar buenas ideas aún (o especialmente) cuando se apartan de los encuadres habituales. Ese diálogo complejo es el verdadero objetivo del TAMI.